NUEVAS ALTERNATIVAS EN EL APRENDIZAJE DE LA LECTURA EN NIÑOS CON DIFICULTADES EN EL APRENDIZAJE

 

Autora: Dra. Liliana Morenza Padilla

 

INTRODUCCIÓN

  La lectura y la escritura son las herramientas más preciadas de nuestras culturas, cuya adquisición engrandece, y humaniza.

  José Martí, el más autóctono y universal de todos los cubanos, cuya caída en combate hace un siglo conmemoramos en este año, comprendió como pocos el significado de la adquisición de la lectura para la especie humana.  Con palabra clara, mente lúcida y corazón generoso nos dijo que saber leer era saber andar, y saber escribir era saber ascender.  Estas analogías hablan del papel de la adquisición de la lectura en la humanización, y el perfeccionamiento ulterior del espíritu humano, que significan ser cultos y ser libres.

  En nuestras culturas la lectura y la escritura forman parte de nuestras vidas.  La comunicación, la producción, la apropiación de los bienes materiales y espirituales de la sociedad, el disfrute del tiempo libre, el libre ejercicio de nuestros deberes y derechos ciudadanos, y la transformación creadora de nuestro entorno son imposibles sin la adquisición de la lectura y la escritura.  Esto determina que el aprendizaje de la lectura y la escritura sea el objetivo fundamental de la Escuela Primaria.

  Las competencias lectoras comienzan a formarse antes del ingreso del niño a la escuela.  Los padres son agentes portadores de las culturas que mediatizan la relación del niño con los objetos que le rodean.  Ellos ponen en relación al niño con la lengua escrita.  Por ejemplo, le leen historias a los hijos  y les proporcionan libros que después de mordidos, rasgados y cureoseados, serán hojeados, mirados, deletreados y al fin leídos.  Esto ocurre preferentemente en los hogares de padres alfabetizados, en los cuales se da importancia a la adquisición de la lectura y la escritura.

  Las competencias lectoras previas al inicio del niño en la escuela son menores en los niños que provienen de hogares de padres analfabetos o analfabetos funcionales, pero aún en estos casos, que suelen presentar más dificultades en la escuela cuando comienzan a aprender formalmente la lectura y la escritura, es muy difícil que el entorno no provea al niño de algunas habilidades previas al aprendizaje de la lectura y la escritura en el contexto escolar.

  Muchas veces las prácticas pedagógicas no promueven el aprendizaje de la lectura, bien porque limitan este a la decodificación de grafemas en fonemas, bien porque los niños no ven claro la necesidad de este aprendizaje, bien porque el mismo se libra a la espontaneidad, o porque en aras de hacer más agradable y comprensivo el aprendizaje del niño no se le facilita la construcción de los principios universales que lo hacen posible.  Además, frecuentemente la escuela olvida que hoy son mayores las exigencias de nuestras culturas con respecto a las competencias lectoras de sus miembros.

  El fracaso de muchos niños en la primaria está fuertemente relacionado con las deficiencias en el aprendizaje de la lectura. Los niños con dificultades en el aprendizaje presentan por regla general problemas en la adquisición de la lectura.  Las tecnologías que hemos heredado resultan insuficientes, se hace necesario reflexionar y buscar nuevas alternativas en el aprendizaje de la lectura.

  En este trabajo exponemos algunas ideas acerca de las ventajas y limitaciones de las estrategias más comunes utilizadas en el aprendizaje de la lectura, discutimos algunas razones por las cuales estas estrategias deben cambiar y se enuncian algunos principios que puedan dar lugar a nuevas alternativas en el aprendizaje de la lectura. No se trata de exponer teorías acabadas acerca del aprendizaje de la lectura sino de abrir un espacio para la discusión de algunas ideas que pueden contribuir a restructurar nuestras prácticas.

En qué consiste leer.  El problema de una definición aceptada por todos

  Parece trivial pero no todos están de acuerdo en este punto.  No hay claridad con respecto a una definición que guía nuestras prácticas y permita restructurarlas sobre bases más sólidas.

  Para algunos leer es decodificar grafemas y transformarlos en sonido utilizando determinadas reglas de conversión de grafemas en fonemas.

  Para otros leer es algo más que la decodificación de fonemas en grafemas.  La lectura implica la capacidad de reconocer palabras, y este reconocimiento comprende la lectura de palabras solas.

  Para muchos leer es más que reconocer palabras. El reconocimiento de palabras es fundamental, pero leer implica la comprensión de lo leído.

  Aunque la comprensión pudiera aparecer como el aspecto fundamental de la lectura y es claramente su fin último, en ocasiones, nuestras prácticas no concuerdan con nuestras creencias, y en el plano metodológico la enseñanza y la evaluación no se corresponden con el papel fundamental que en teoría asignamos a la comprensión.

  Probablemente la escuela contemporánea está mejor preparada para que el niño aprenda el uso de un código.  Es más claro enseñar al niño a decodificar que enseñarlo a comprender.

  Muchos colegas, especialistas en el aprendizaje de la lectura, afirman que los escolares aprenden a leer pero no aprenden leyendo.

  El aprendizaje de la lectura pudiera discutirse en términos de dominio de un nuevo lenguaje, que implica las competencias que hacen posible su uso de un modo más consciente, voluntario y descontextualizado.

¿Cómo enseñamos a leer?.  El problema de los métodos clásicos

  La enseñanza de la lectura ha dado lugar a dos grandes estrategias metodológicas:  los métodos analíticos o de marcha sintética y los métodos globales o de marcha analítica.

  Los métodos analíticos o de marcha sintética.  En estos la enseñanza de la lectura plantea un movimiento hacia la síntesis ya que parte de elementos menores y se mueve hacia la formación de las palabras y las frases.  Se reconocen en la literatura como métodos fonéticos, ya que en la mayoría de sus versiones se parte de los elementos sublexicales mínimos.

  La base fundamental de los métodos de marcha sintética es la correspondencia entre lo oral y lo escrito, entre el sonido y el grafema.  El objetivo de la enseñanza en el caso de los métodos fonéticos es enseñar la correspondencia grafema-fonema.

  Las actividades propias de estos métodos comienzan con el aprendizaje de las letras con las cuales se forman las sílabas y las palabras.  Las letras se enseñan de acuerdo con los sonidos que ellas representan.  De la unión de diferentes letras se obtienen distintos sonidos.  Las primeras letras que se aprenden son las vocales y después se introducen las consonantes.  Aunque el aprendizaje de los diferentes sonidos está asociado a la utilización de mediadores gráficos lo fundamental son los aspectos fónicos.

  En este método puede realizarse además un estudio de las sílabas y de su estructura dentro de la lengua en cuestión.  Luego se realiza un análisis de las diferentes palabras formadas por la unión de las sílabas, para después pasar a la formación de frases y oraciones.

  La importancia de los métodos fónicos reside en que explota el principio alfabético propio de nuestro idioma.  Sus mayores deficiencias consisten en que puede ser poco motivante para el niño, y además, separa, en el momento inicial del aprendizaje por un tiempo variable, y tal vez con carácter cuasi permanente en muchos casos, el uso del código de los procesos de comprensión, con lo cual queda oculto al niño la función real de la lectura, es decir, la comunicación de significados.  Con este método enfrentamos al niño con abstracciones que no guardan relación con sus necesidades y experiencias.

  Los métodos globales o de marcha analítica.  Estos métodos parten de la palabra y la frase para llegar a unidades menores.

  En los métodos de marcha analítico la lectura es un acto global, e ideovisual.  Lo previsto es el reconocimiento global de las palabras u oraciones.  Se fundamenta en el hecho de que el aprendizaje de la lectura debe comenzar con unidades significativas para el niño, para que no se pierda la verdadera función de la lectura que es la extracción de significado de la lengua escrita.  Además estos métodos se basan en la hipótesis de que los niños no reconocen al inicio del aprendizaje de la lectura que las letras representan unidades de sonido.

  Por regla general, se inicia con el estudio de las oraciones o frases, para luego descomponer estas en palabras y más tarde analizar las sílabas y las letras para finalmente, por medio de la síntesis, llegar a la reconstrucción de nuevas palabras.  En algunas de las versiones actualizadas de los métodos globales se utilizan historias que son familiares a los niños.

  A partir de las frases, las oraciones o las historias se construye un vocabulario que el niño aprende a reconocer.  Generalmente el maestro comienza con un pequeño grupo de palabras que va aumentando gradualmente.  Estas palabras son familiares y muy utilizadas por el niño en el lenguaje oral.

  Las palabras de vocabulario que el niño debe aprender a reconocer suelen presentarse en tarjetas.  El maestro pronuncia correctamente la palabra y el niño debe repetirla.

  En algunas de las variantes de los métodos globales, después de la adquisición de un vocabulario inicial muchos maestros comienzan a enfatizar que las letras representan sonidos; en otras, se parte de la hipótesis de que el niño va a descubrir el principio de la correspondencia entre los grafemas y los fonemas.

  Los métodos globales tienen algunas ventajas.  Hacen más agradable el aprendizaje de la lectura al niño y desde el inicio del aprendizaje plantean como objetivo una lectura de significado.  Las debilidades fundamentales de estos métodos globales de marcha analítica residen en que aun cuando en ellos se incluye como paso general la enseñanza de fonemas los programas dedican mucho menos tiempo al desarrollo de habilidades de decodificación, y los niños dominan solo muy tardíamente el principio alfabético.

  Los métodos que privilegian el significado son los que más se usan pero crece la conciencia de la importancia de una enseñanza fónica que haga explícito el principio alfabético.  En la práctica, hay solapamiento entre los métodos de marcha sintética y los de marcha analítica, aunque hay diferencias entre ellos, que a grosso modo se evidencian en el tiempo que emplean en el aprendizaje de la decodificación o en el énfasis que ponen en la comprensión.

  La mayoría de los maestros utilizan elementos de uno y otro método.  Muchos consideran que lo fonético es importante y que el niño debe descubrir el principio alfabético, pero también es parte de su experiencia que el proceso de aprendizaje discurre mejor cuando la lectura es motivante para el niño y los textos que se le presentan son familiares y responden a sus intereses y necesidades.  Posiblemente los maestros que usan métodos fónicos tratan de hacer más motivante el aprendizaje, y los que utilizan métodos globales hagan esfuerzos por introducir y enseñar el principio alfabético.

  Los resultados en la utilización de uno y otro método resultan muchas veces contradictorios.  Esto puede deberse en primer lugar a que los maestros no utilizan formas puras de estos métodos y en segundo lugar a que los niños descubren en el proceso de interacción con padres y adultos los principios básicos que rigen la adquisición de la lectura.

  Los resultados que se obtienen con la utilización de estos métodos no son óptimos y muchas veces no logramos resolver los problemas que el aprendizaje de la lectura plantean a los niños con dificultades de aprendizaje.  Ellos exigen otras estrategias de enseñanza-aprendizaje.

  Las preguntas que pueden formularse son muchas.  Por ejemplo, debe o no enseñarle de modo directo la decodificación, y cuándo debe enseñarse, en fases tempranas o tardías del aprendizaje de la lectura. Cómo debemos hacer para facilitar el proceso de comprensión.  Cómo hacer para que los procesos de codificación y comprensión se potencien.  Responder a estas interrogantes supone elaborar nuevas estrategias metodológicas.


   Una necesidad, tres razones y una posibilidad para reestructurar nuestras prácticas de enseñanza-aprendizaje de la lectura

  Una necesidad:  el aprendizaje de la lectura debe cobrar sentido para el aprendiz.  Creo que si esto ocurriera muchos de los problemas que hoy enfrentamos desaparecerían.  Nos equivocamos cuando decimos que debemos hacer más motivante y entretenido el aprendizaje escolar.  No se trata de esto, se trata de que el niño ponga el mismo empeño en aprender los conocimientos que imparte la escuela que el que dedica a los aprendizajes que se hacen fuera del contexto escolar.

  Siempre me ha fascinado el empeño que pone un niño en aprender algo nuevo, cuando trata de resolver un problema o cuando por sí mismo trata de descubrir algo.

  Hace unos años, cuando empezaba a generalizarse entre nosotros el uso de la bicicleta como medio de transporte, observé a uno de nuestros alumnos de más dificultades enfrentar el aprendizaje de este medio.  No se me olvidará nunca.  Era un sábado en la mañana y me dirigía al laboratorio a ordenar un poco mis apuntes, al acercarme a la puerta de la escuela vi en la calle un grupo de niños que corrían felices detrás de otro, un pequeño de siete años que trataba de montar una bicicleta china de las grandes.  Estas bicicletas no son muy codiciadas entre nosotros, son grandes y pesadas, y solo las personas muy altas pueden apoyar los pies en el suelo.  El niño no podía sostener la bici, que parecía la de un gigante al lado de su pequeña estatura, no podía avanzar, caía una y otra vez. No podía dominarla, no podía al mismo tiempo dar a los pedales y sostener el manubrio en una posición, por lo que constantemente perdía el equilibrio, constantemente se caía y constantemente volvía a empezar.  No faltó aquella mañana la palabra conservadora del adulto augurando un accidente mayor.  A cada caída el niño se incorporaba y vuelta a comenzar.  La falta de éxito aparente no le paralizaba, una y otra vez se montaba en la bici, y todo parecía comenzar de nuevo.  Los demás ayudaban como podían, sosteniendo la bicicleta, corriendo al lado de ella, tal vez esperanzados en que el amiguito desistiera y les prestara la bici.  Otros trataban de decir que hay que hacer en cada momento o querían hacer demostraciones prácticas.

   Cuando me despedí del trabajo por ese día a las cinco de la tarde el muchachito de la bicicleta montaba con cierta torpeza pero había logrado lo fundamental, mantenerse en equilibrio y avanzar dando a los pedales.  Se veía cansado, más que cansado extenuado. En sus ropas, en sus brazos y piernas se dejaban ver las huellas de la batalla que había librado, pero estaba feliz.  Todavía lo acompañaban en su hazaña muchos de sus vecinos del barrio, que al mismo tiempo eran sus compañeros de la escuela, en los ojos de los amigos había una mezcla de admiración y envidia.

  Pensé en ese momento que me gustaría construir una escuela en la que los niños aprendieran a leer como aprenden a montar bicicleta. Creo que la escuela debía considerar seriamente como hacer para que el niño aprenda haciendo fácil lo difícil.  Qué sentido tiene para el niño aprender a montar bicicleta, por qué está dispuestos a sortear todas las dificultades, por que no le detiene el fracaso o la fatiga.  Por qué somos competentes en la realización de determinadas tareas difíciles que nosotros mismos convertimos en fáciles.  Por qué otras que no nos gustan o no tienen sentido para nosotros exigen para su realización una cuota exagerada de disciplina y autocontrol.

  Sabemos que aprender a montar bicicleta es diferente al aprendizaje de la lectura, no se trata de establecer una analogía que no procede, se trata de entender que sentido tienen para el niño uno u otro aprendizaje.  Si lográramos desentrañar esta incógnita, si supiéramos un poco más acerca de los mecanismos a partir de los cuales determinadas tareas intelectuales cobran sentido para el aprendiz, probablemente guiaríamos de forma diferente las interacciones que se producen en el grupo escolar durante el proceso de aprendizaje de las materias en el contexto de la escuela.

  Primera razón:  Se han producido cambios históricos a lo largo de este siglo que determinan exigencias culturales diferentes.  A principios de siglo, para una gran parte de la población considerada alfabetizada, bastaba con la lectura de la biblia, de documentos sencillos y con poder firmar.  Hoy las exigencias son mayores.

  Segunda razón:  No estamos satisfechos con los logros alcanzados.  Los alumnos no tienen las competencias lectoras, que exigen los diferentes niveles de enseñanza y muchos fracasan en la escuela como producto de un aprendizaje deficiente de la lectura.

  Hace más de veinticinco años que soy profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, y más de una generación de alumnos egresados de preuniversitario han compartido conmigo las hipótesis contemporáneas acerca del funcionamiento de la mente humana.

  Los recuerdos como alumnos en su mayoría inteligentes y con ganas de aprender, pero a lo largo de más de veinticinco años de docencia universitaria no ha dejado de sorprenderme la falta de competencias lectoras con las que arriban a la universidad, y la ausencia de conciencia de estas deficiencias.

  No creo que mis alumnos sean una excepción.  Los pongo de ejemplo porque ellos forman parte directa de mi experiencia y fuente de inspiración de mis estudios acerca de la lectura.  Creo que esto ocurre a mis colegas en la universidad en Cuba y en otros países, y ocurre también a los profesores de preuniversitario y de enseñanza media. El aprendizaje a un nivel reposa en adquisiciones anteriores si estas no existen o no han alcanzado el desarrollo suficiente el aprendizaje no parece que tenga lugar.

  Si seguimos indagando en la falta de competencias lectoras de los estudiantes de las universidades probablemente nos remontemos a la primaria, cómo aprendieron a leer y cómo fueron desarrollando sus competencias lectoras.  No se trata aquí de responsabilizar a uno u a otro nivel de enseñanza, pero sí de comprender que la escuela misma en sus diferentes niveles conduce muchas veces a que las metas que ella como institución sociocultural se propone no se alcancen o se alcance a medias.


   Creo que en la escuela primaria los niños no logran el aprendizaje de la lectura.  Como han planteado los investigadores en esta temática los niños aprenden a leer pero no aprenden leyendo.  Esta es una buena razón para buscar nuevas tecnologías de alfabetización en la escuela primaria.

  Tercera razón:  Las estrategias metodológicas que hemos heredado resultan insuficientes en la enseñanza de la lectura de los niños con dificultades en el aprendizaje.  Estos niños exigen el diseño de estrategias de enseñanza-aprendizaje que posibiliten el desarrollo de sus capacidades potenciales; con el objetivo de que puedan interactuar con sus pares sin dificultades en igualdad de condiciones y alcanzar óptimos resultados en la escuela, más en consonancia con nuestra dedicación y expectativas.

  La posibilidad de desarrollar nuevas alternativas en el aprendizaje de la lectura la encontraremos en las ciencias y sus avances.

  En los últimos años el avance de las ciencias que tienen como objeto el estudio del lenguaje y sus productos ha permitido el planteamiento de hipótesis relevantes con respecto a la naturaleza misma del proceso de la lectura, y ha enfatizado el problema de la comprensión, como aspecto esencial de la lectura.  No es posible referir en este trabajo los aportes de disciplinas como la lingüística, la psicolingüística, la antropología, las neurociencias, solo vamos a tomar en consideración algunos de los aportes esenciales de la Psicología Cognitiva, que posibilitan el desarrollo de nuevas alternativas en el aprendizaje de la lectura.

Algunos de los aportes de la Psicología Cognitiva del Procesamiento de la información

  Los modelos de procesamiento de la información son hipótesis acerca de cómo ocurre el proceso de la lectura.  La mayoría de los investigadores considera que la lectura es un tipo de procesamiento complejo de la información que puede descomponerse en unidades y niveles de procesamiento más simples; sin embargo, coexisten hipótesis diferentes con respecto al papel que desempeñan estos niveles y acerca de las relaciones funcionales entre ellos.

  En los modelos que se formulan se reconoce la existencia de niveles o componentes "de abajo" y niveles o componentes "de arriba".  Los primeros tienen que ver con la codificación, y los segundos tienen que ver con la comprensión.

  Los modelos seriales o secuenciales plantean que las relaciones entre los niveles son estrictamente jerárquicas.  En estos modelos se considera que en la lectura de un texto escrito el lector comienza con el análisis de los rasgos visuales que diferencian una letra de otra, continúa con el análisis y reconocimiento de las letras y de las palabras, para después pasar a la conversión de grafemas en fonemas.

  Solo después que estas operaciones "de abajo" se han realizado es que se puede acceder al significado de las palabras y continuar con el procesamiento semántico.

  En los modelos seriales se supone que los procesos de abajo, los cuales se realizan en el tiempo en un estricto orden jerárquico, son indispensables para la comprensión.  No existen por el contrario dependencias funcionales en la dirección arriba‑abajo.

  Los modelos interactivos aceptan la existencia de dependencias interfuncionales entre los procesos "de abajo" y los procesos "de arriba".  Los niveles superiores dependen de los productos cognitivos elaborados por los procesos inferiores, pero a su vez, los niveles inferiores se ven afectados por los niveles superiores.  Las letras y las palabras se reconocen más rápido de acuerdo con el dominio que el sujeto posee de la información contenida en el texto, de acuerdo con la coherencia del este y de acuerdo con el significado.

  Los modelos seriales fundamentan mejor los métodos que privilegian los procesos de decodificación.  Los partidarios de los modelos interactivos han defendido la utilización de métodos globales.

  Procesos automáticos y procesos controlados durante la lectura.  Los procesos de decodificación se realizan al inicio del aprendizaje de la lectura bajo control y demandan un gran esfuerzo cognitivo.  Estos procesos "de abajo" alcanzan un alto grado de automatización.  Los procesos "de arriba" vinculados a la comprensión se deben realizar siempre bajo control.  Los procesos automáticos y los procesos controlados son de naturaleza diferente.

  Los procesos automáticos demandan poco esfuerzo atencional, se adquieren mediante el aprendizaje y una vez adquiridos son difíciles de modificar.  Esto procesos no requieren esfuerzo consciente, se realizan de modo eficiente en situaciones de stress, y cuando disminuyen los recursos atencionales.  No producen mucha interferencia en situaciones de doble tarea  Son económicos para el sistema cognitivo.

  Los procesos controlados demandan esfuerzo atencional. Son flexibles y se modifican de acuerdo a las exigencias de las tareas que el sujeto realiza, tienen carácter consciente.  Son poco confiables en situaciones de stress.

  Durante el aprendizaje inicial de la lectura debe darse atención a ambos procesos.  Cuando se crean los automatismos propios del aprendizaje de la codificación, sin intervención de los procesos de comprensión se puede crear un automatismo vacuo que de acuerdo con la propia naturaleza de estos procesos automáticos sea después muy difícil de modificar.  Por otro lado, es importante que los procesos de codificación se automaticen, ya que sino requieren un gasto cognitivo que impide la realización exitosa de otros niveles de procesamiento presentes en la lectura.  La interacción y el equilibrio ente los procesos automáticos y controlados aparece como una condición para el dominio de la lectura.

  Hemos observado que muchos niños con dificultades en el aprendizaje tienen dificultad en formar automatismos, son más lentos que sus coetáneos que aprenden sin dificultad.  También ellos presentan problemas de comprensión, como si no pudieran crear por sí mismos estrategias cognitivas que orienten la comprensión del texto escrito.

El papel de las memorias.  Memoria operativa y memoria semántica de larga duración. 

  La memoria operativa se refiere a la retención de la información en la memoria a corto plazo (MCP) mientras se procesa la información de entrada y se recupera la información de la memoria a largo plazo (MLP).

  La MCP ha sido estudiada como un almacen en el cual se guarda información por un período de tiempo relativamente corto y al mismo tiempo ha sido descrita como un sistema de control activo que organiza y coordina información que proviene del exterior y del propio sistema cognitivo,es decir,que proviene de la MLP.

  La MLP en su carácter de memoria operativa permite el vínculo entre la nueva información que entra en el sistema y la vieja que ya posee el sujeto.

  Esta memoria es relevante para la lectura.  El lector puede decodificar o reconocer la palabra y al mismo tiempo puede recuperar información.

  Al inicio del aprendizaje de la lectura es crítico el trabajo de la MCP.  La información de la palabra o de un segmento de ella puede permanecer en la MCP durante el tiempo en el cual se recupera información pertinente para la decodificación.  La información relativa a la comprensión también es regulada por la memoria operativa.

  La memoria semántica, como tanto modalidad de la MLP se vincula al procesamiento semántico que se refiere a la comprensión del significado.  Los conceptos y las categorías se almacenan en la memoria semántica de larga duración.  Ellos, en tanto representaciones más o menos adecuadas del mundo que nos rodea, permanecen en estado de latencia y se activan en función de las exigencias que el procesamiento de la información plantea a los seres humanos.

  Los modos de organización de los conocimientos se refieren a la articulación, integración y compactación de los conocimientos elementales en entidades simbólicas más complejas.  En los últimos años se han formulado importantes hipótesis acerca del carácter de las estructuras de conocimiento y muchos aceptan hoy en día que el conocimiento se estructura formando redes semánticas, esquemas, o guiones; y que los conceptos prototipos también son relevantes en la organización del conocimiento.

  En el contexto de la lectura el procesamiento semántico, es relevante para el acceso al significado de la palabra, y para la comprensión del texto.  La facilidad en la recuperación del significado de la palabra, y para la comprensión del texto.  La facilidad en la recuperación del significado de una palabra puede depender de la activación selectiva de una estructura de conocimiento, la palabra que se recupera debe estar vinculada a otras palabras de la estructura.

  Leer es más que traducir de un formato a otro.  Leer es comprender.  Las nuevas tecnologías de aprendizaje de la lectura deben incluir aquellos eslabones que faciliten la comprensión del texto escrito. Además, deben considerar la comprensión desde inicio del aprendizaje, y reconsiderar el papel que esta puede jugar en los procesos de decodificación de grafemas en fonemas.

  Las nuevas alternativas en la lectura que estamos proponiendo, basadas en los hallazgos fundamentales de la psicología cognitiva, no abandonan el principio alfabético, sino que la adquisición del mismo se ve facilitada por los eslabones más complejos del proceso de la lectura:  la comprensión de la lengua escrita.

  La comprensión puede facilitar los procesos "de abajo" cuando se guía el proceso de activación selectiva de las estructuras de conocimiento que el lector posee acerca del material que se propone leer.  Estas estructuras se activan en la memoria operativa, lo que permite la interacción de los procesos de decodificación, en un inicio controlados, y en fase de automatización, con aquellos propios de la comprensión que siempre se realizarán bajo control.

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