LA ESCUELA ESPECIAL PARA NIÑOS CON TRASTORNOS INTELECTUALES. ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN
Cuando
hablamos de deficiencias intelectuales de inmediato pensamos en los niños con
retardo mental.
Bajo
el nombre de retardados mentales se reúne generalmente el grupo de niños que se
quedan retrasados en su desarrollo, y en el proceso de la enseñanza escolar
ponen de manifiesto la incapacidad para ir al paso de la masa restante de
niños. En realidad el grupo de niños retardados mentales es complejo en cuanto
a su composición ya que las causas y la naturaleza del retardado mental pueden
ser totalmente diferente. Esto trae como consecuencia que existan múltiples
criterios acerca del concepto de retardo mental.
Para
nosotros el niño con retardo mental es aquel que presenta primariamente un
trastorno estable en la actividad cognoscitiva, que se hará mayor o menor en
dependencia del grado de retardo mental. Esta concepción considera el retardo
correspondiente en la esfera emocional-volitiva, renunciando así a una posición
intelectualista en la interpretación del problema. Otro elemento que completaría
la disfunción del retardo mental es el aspecto causal. En este caso se
considera la presencia de una lesión
orgánica central que puede estar dada por múltiples factores.
Muchas
veces comprobar la presencia de una lesión orgánica central resulta imposible a
través de los exámenes neurológicos correspondientes, y la observación clínica
tampoco aporta datos confiables como para decir categóricamente "en este
caso existe un daño neurológico". Sin embargo, la investigación
psicopedagógico a partir del informe que envía la escuela, resulta importante,
pues demuestran la presencia de un trastorno estable en la actividad
cognoscitiva y caracterizan el nivel de funcionabilidad del sujeto por debajo
de la norma. Por tanto, la investigación del estado psíquico del niño y su
rendimiento desde el punto de vista pedagógico es determinante en el
diagnóstico.
Las
causas del retardo mental como habíamos planteado anteriormente, están dados
por una lesión cerebral en los períodos prenatal, perinatal y postnatal, sobre
todo surgen como consecuencia de diferentes factores externos que influyen
negativamente en el desarrollo intrauterino del feto tales como enfermedades infecciosas contraídas por la madre
durante el embarazo: grupos virales graves, tifus, viruela, distrofia,
contaminación del feto con toxoplasmosis, espiroquetas de la sífilis y otras.
También afecciones traumáticas del feto como: aplicación de forceps, opresión
de la cabeza del niño al nacer, hechos que ocurran en partos demorados,
prolongados o por el contrario excesivamente rápidas. Otras veces surge como
consecuencia de enfermedades del niño en las más tempranas edades de su vida,
como por ejemplo: meningoencefalitis, alteraciones en los procesos metabólicos,
fenilcetonuria, idiocia familiar amaurótica entre otras. Existen enfermedades
de origen prenatal que no podemos dejar de mencionar pues por lo general están
asociadas a retardo mental y desgraciadamente, aparecen con alguna frecuencia,
me refiero a la hidrocefalia y a la microcefalia. El conocimiento de estas
causales unidos a los aspectos psicopedagógicos que caracterizan a este tipo de
niño facilitan en la actualidad su diagnóstico e intervención temprana.
En
los casos donde el retardo mental es muy marcado, digamos de moderado a
profundo la detección y el diagnóstico transcurre más tempranamente. Los niños
son detectados en el área de salud a la cual pertenecen o en los círculos
infantiles o son llevados por sus propios familiares a los centros
hospitalarios o a los centros de diagnóstico y orientación de su municipio o
provincia. Sin embargo una buena cantidad permanece oculta hasta que entra en
la escuela regular y comienzan a manifestar características diferentes a los de
los niños de su edad. El niño retardado mental débil, como lo nombra L. S.
Vigotski, se diferencia dentro del
colectivo escolar, se aleja del colectivo escolar o como ocurre con mayor
frecuencia, la línea de su desarrollo en el colectivo, la línea del desarrollo
del aspecto social de su conducta, llega a ser ostensiblemente lenta, monótona,
uniforme, debido a que su avance tropieza con
dificultades a causa de su retardo mental. Estos casos son
inmediatamente detectados por el maestro, que redacta una caracterización
psicopedagógica del niño y lo remite para su estudio al Centro de Diagnóstico y Orientación.
Por
supuesto, el proceso de detección del niño con dificultades en la escuela
constituye una gran responsabilidad. No siempre las dificultades intelectuales responden a la presencia de un
retardo mental. Existen mitos que afectan la correcta interpretación de estos
problemas. Por ejemplo: "los niños que presentan problemas de
lecto-escritura deben ser sometidos a una pedagogía especial (Magaly Muñoz de
Pimentel en “Dificultades en el Aprendizaje: mitos y realidades). La presencia
de mitos como este en el trabajo pedagógico, trae como consecuencia que niños con problemas específicos de
aprendizaje sean detectados y diagnosticados como niños con retardo mental leve
y por tanto con necesidades educativas especiales, aunque no es menos cierto que necesitan una atención especial
pero en el marco de la educación general.
Para
lograr la correcta diferenciación entre uno y otro es necesario comprender que es
un problema específico de aprendizaje y de esta forma saber conscientemente, y
no por decantación, cuando estamos en presencia de él. Este término no incluye
impedimentos visuales, del oído o de índole motor retrasados mentales o
condiciones precarias de tipo ambiental, cultural o económico, por tanto hay
que descartar dentro de esta categoría a los niños con niveles inferiores de
maduración a causa de
o
abandono pedagógico. Debemos entender por problemas específicos de aprendizaje
el trastorno de uno o más procesos psicológicos básicos, asociados con la
comprensión o el uso del lenguaje hablado o escrito, que puede manifestarse
como una deficiencia para escuchar pensar, hablar, leer, escribir, deletrear o
calcular.
Una
definición mucho más clara y completa de este término es la difundida en
Estados Unidos por la "National Joint Commettee on Learning
Desabilities" que define: "Problemas de aprendizaje es un término
genérico que se refiere a un grupo heterogéneo de trastornos que se manifiestan
como dificultades graves para adquirir y aplicar habilidades para escuchar,
hablar, leer, escribir o realizar cálculos matemáticas. Dichos trastornos son
intrínsecos al individuo y al parecer se deben a una disfunción en el Sistema
Nervioso Central. Si bien un problema de este tipo puede ser concomitante a
otras limitaciones (por ejemplo deterioro sensorial, retraso mental o
perturbación social y emocional) o a factores ambientales (tales como problemas
culturales, instrucción insuficiente o inadecuada o factores psicogenético), no
es consecuencia directa de los mismos.
Como
ya dijimos se suele definir por exclusión a los problemas de aprendizaje. Por
tanto se rechaza la idea de que los niños las adquieran a causa de retraso
mental, perturbación emocional, impedimentos visuales y auditivos, estados de
invalidez o desventajas ambientales, Qué es lo que queda?, según esta
explicación si el niño no aprende y la falta de aprovechamiento no tiene
justificación debe existir alguna disfunción cerebral, lo cual no implica que
tenga necesariamente que haber una lesión cerebral. Otro elemento importante
que podemos considerar como factor etiológico en estos casos son las
dificultades didácticas tales como una enseñanza inadecuada. La falta de
maestría pedagógica y la concepción errónea del carácter frontal de la clase
sin considerar las diferencias individuales pueden ser causas de dificultades
específicas de aprendizaje.
Pienso
que en este último factor etiológico debemos reflexionar. Resulta injusto
culpar siempre al niño de sus problemas, por ello el maestro de la enseñanza
regular debe estar bien preparado para detectar los casos con las dificultades
en el aprendizaje, caracterizarlos y actuar en consecuencia buscando la ayuda
que precise y no enviarlo a los Centros de Diagnóstico y Orientación como un
posible retardo mental leve, ya que el equipo multidisciplinario del Centro de
Diagnóstico y Orientación no tienen la
posibilidad de observar la conducta diaria del niño, su rendimiento en cada
asignatura y la caracterización psicopedagógica de la escuela que lo remite, no
resultaría un punto de partida objetivo para el estudio del caso.
En
nuestro país existe una gran conciencia de la necesidad de la correcta
interpretación de los trastornos intelectuales y en esa dirección se esfuerza
en estos momentos la preparación, desde las aulas universitarias, de los
maestros de enseñanza general y especial. Además en los últimos años se crea y
se desarrolla con resultados positivos el Laboratorio Experimental de
dificultades del aprendizaje adjunto al CELAEE, en este laboratorio existe un
equipo multidisciplinario que investiga la detección, el diagnóstico y la
intervención en casos de problemas de aprendizaje en niños de nivel escolar
básicamente. No obstante la proyección de este trabajo hacia la enseñanza
preescolar y la enseñanza media y superior también es una necesidad que ya se
ha hecho consciente y hoy ofrece algunos resultados, sobre todo, en la
educación preescolar.
Retomando
nuevamente al diagnóstico del niño con retardo mental debemos destacar que en
estos casos la participación del equipo multidisciplinario de los Centros de
Diagnóstico y Orientación es imprescindible. El niño es sometido a un profundo
estudio en estrecha coordinación con el Ministerio de Salud Pública que abarca:
·
La investigación del estado físico del menor
·
La investigación neurológica
·
La investigación psicopatológica o psiquiátrica
·
La investigación psicológica
·
La investigación pedagógica
·
La investigación del lenguaje
De
esta forma se podrá arribar a un diagnóstico integral
médico-pedagógico=psicológico y social, precisar el grado de retardo oriental y
ofrecen recomendaciones pedagógicas, médicos y psicológicos al respecto. A
partir de aquí se orienta la ubicación del alumno en una u otra institución especial,
es decir en un aula de retardados mentales leves, en un aula de retardados
mentales moderados y moderados agravados o a instituciones del Ministerio de
Salud Pública para retardados mentales severos y profundos. En el caso de niños
pequeños con retardo mental marcado serán remitidos al círculo infantil para
niños con trastornos neuropsíquicos.
Hasta
aquí podemos hacer un balance. En la detección y el diagnóstico de los niños
con deficiencias intelectuales participan activamente la familia, la escuela,
la comunidad y las instituciones de Salud Pública y educación correspondiéndole
un papel preponderante en el destino del niño a la escuela regular y a los
Centros de Diagnóstico y Orientación.
Pero,
una vez detectados y diagnosticados estos casos, qué estrategias de
intervención se adoptan?. Por supuesto, la estrategia de intervención varía en
dependencia del tipo de afectación que presente el niño y de las
recomendaciones que emanen del proceso de diagnóstico.
En
casos de niños con dificultades en el aprendizaje son muchas las interrogantes
que podemos formularnos:
¿Cuál
es la mejor manera de atender a los alumnos con problemas de aprendizaje?
¿Qué
modelo de intervención es el más indicado para estos alumnos?
¿Qué
ventajas ofrece el tratamiento medicamentoso en estos casos?
¿Cómo
se debe preparar a los profesionales que trabajarán con estos alumnos?
Creo
que lo más importante en nuestro caso es que independientemente de que estas interrogantes
pueden ser respondidas de forma diferente, que existen múltiples criterios
acerca de esto y que aún no hemos coordinado todos los esfuerzos y
potencialidades que poseemos en esa dirección, coincidimos en que ellos
existen, que están en las aulas y necesitan y espiran una atención especial.
Hay
para la atención al niño con dificultades en el aprendizaje se adoptan
diferentes alternativas. Son atendidas en las escuelas de educación regular, en
escuelas especiales, en los departamentos de psicopedagogía de los Centros de
Diagnóstico y Orientación y para ellos se perfilan líneas de trabajo durante la
clase frontal y la terapia individual recibe una preparación que le permite
aplicar el principio del trabajo individual y
diferencial con estos casos.
¿Qué
aspectos se tienen en cuenta en sentido general, para el tratamiento a los
niños con dificultades en el aprendizaje?
1. Precisar
para cada actividad el objetivo esencial y no
detenerse, al evaluar el resultado en aspectos no significativos.
2. No
exigen al alumno más de lo que él puede dar, recordamos que aunque su intelecto es normal, hay aspectos
para los cuales denota
discapacidad.
3. El
especialista debe estar preparado para tolerar y encausar las reacciones del alumno ante la
frustración, no mostrar cansancio o
impaciencia, el alumno necesita tiempo.
4. Varían
el volumen y la complejidad de las tareas aunque necesite más sesiones de
trabajo y mayor tiempo para vencer los
objetivos esenciales del programa.
5. Varios
métodos y procedimientos. No todos los alumnos aprenden de
la misma forma, por tanto, se puede apelar a procedimientos pocos usuales, a veces en desuso por su
antigüedad por ejemplo: permitirle en
letra script y no cursiva por su deficiencias
en el trazado de los rasgos o
emplear una máquina de escribir,
calcular empleando vías y procedimientos diferentes; si hay dificultades ortográficas severas apelar al
perfil ortográfico para su autocontrol
y diagnóstico, etc.
6. Colocarlo
en un lugar adecuado dentro del aula para que no se distraiga,
ambientar el local,
orientar su actividad con claridad y sencillez.
7. Descubrir
las estrategias que emplea el niño para defender o para desempeñarse. Si nos percatamos que no posee recursos propios para estudiar y aprender debemos
proporcionárselos y aportarle recursos
colaterales para memorizar, reproducir etc.
8. Durante
las terapias individuales se deben planificar
actividades especiales para desarrollar los procesos cognitivos con el apoyo del psicólogo escolar.
9. Orientar
y preparar a los padres con vistas a apoyar al alumno en el plano emocional así como en el cumplimiento de las
tareas escolares, también es una
estrategia impostergable.
En
los casos de niños con retardo mental, resultan suficientes estas recomendaciones?,
por supuesto que no. La intervención en casos de retardo mental leve y moderado
e incluso moderados agravados se realiza en escuelas especiales a través de
programas de diferentes asignaturas que responden a los objetivos generales de
un plan de estudio. La enseñanza se despliega a lo largo de tres ciclos, que se
suceden a continuación del grado preparatorio. Estos ciclos abarcan:
·
1er. Ciclo
de 1ro a 4to. grado
·
2do. Ciclo
de 5to. a 6to. grado
·
3er. Ciclo
de 7mo a 9no. grado
En
el grado preparatorio el niño recibe nociones elementales de matemática,
actividades de pre-escritura, conocimiento del medio, artes plásticas,
educación laboral, educación musical etc. y a través de ellos el maestro
descubre y trabaja sobre las deficiencias en la organización psíquica de cada
niño y despliega una actividad pedagógica planificada para su corrección o
compensación. El desarrollo de la integración perceptiva motriz de la motilidad
ocular, la percepción de la forma, el tamaño y el color, la lateralidad, la
direccionalidad, la orientación espacial y
corporal, el comportamiento, la regulación postural y el desarrollo de
habilidades en el trabajo con conjunto como base para el aprendizaje
matemático, el desarrollo de habilidades motrices entre otros, son algunos de
los aspectos que se desarrollan y aseguran el nivel de partida para la entrada
del niño en el primer ciclo.
A
partir de primer grado al niño enfrenta el estudio de asignaturas como Matemática,
lecto-escritura, Ciencias Naturales, Conocimiento del medio, Educación física
entre otros. Dichos programas se hacen más o menos complejas en dependencia del
grado de retardo mental, es decir, si es para un aula de ligeros o si es para
moderados o moderados agravados. Para estos últimos, los objetivos se
simplifican considerablemente. Por supuesto estos programas están sometidos al
estudio y perfeccionamiento continuo. La Educación Laboral es una de las
asignaturas del plan de estudio de la educación para retado mental, que
posibilita más la solución del problema de la adaptación social de los alumnos,
pues a través de ella se logra la formación de hábitos laborales y habilidades
que le proporcionan una preparación para el trabajo, con el fin de incorporarlos
como productores de bienes materiales a la vida social. El maestro de educación
laboral tiene la responsabilidad de educar al alumno en la formación de hábitos
laborales correctos. En cuanto a la organización del puesto de trabajo, la
aplicación de las normas de seguridad e higiene del trabajo y en el
cumplimiento de la disciplina laboral.
La
preparación laboral de los alumnos con retardo mental consta de tres etapas:
Primera Etapa:
Trabajo manual que comprende los grados de primero a cuarto. En esta primera
etapa los alumnos adquieren hábitos y habilidades laborales elementales,
mediante el trabajo con cartón, papel, cartulina, plastilina, madera, metal,
productos naturales y de desecho.
Segunda Etapa :
Orientación laboral, que comprende los grados quinto y sexto. En esta etapa los
alumnos desarrollan las capacidades, hábitos y habilidades simples de trabajo,
pre-laborales. Además realizan trabajo socialmente útil. En quinto grado los
varones se incorporan al taller de metales y las hembras al taller de
confecciones y en sexto van a la carpintería y construcciones.
La
incorporación de los alumnos a los
diferentes áreas de trabajo permite determinar en la tercera etapa de
preparación laboral, el taller en el cual el alumno recibirá su preparación
profesional.
Tercera Etapa.
Esta etapa de preparación profesional comprende los grados séptimo, octavo y
noveno. En ella los alumnos adquieren la preparación de un oficio determinado y
realizan prácticas de producción relacionada con el perfil laboral, con el
objetivo de que se identifiquen con el colectivo de trabajadores de ese centro
y se familiaricen con las actividades productivas y el proceso productivo que
tiene lugar en la fábrica o el taller.
Una
vez concluida la tercera etapa y con ella la estancia del joven en la escuela,
y en coordinación con el Comité Estatal del Trabajo y otras instituciones se
garantizan su inserción laboral en correspondencia con la preparación recibida
hasta ese momento.
Con
el objetivo de prepararlos para la vida y lograr una mayor integración el
medio, las instituciones pertenecientes al Ministerio de Salud Pública y en coordinación con el Ministerio de Educación
trabajan con los niños adolescentes y jóvenes con retardo mental severo o
profundo con vistas a:
·
Lograr la socialización y comunicación con el medio
de acuerdo con sus posibilidades.
·
Desarrollar habilidades motrices.
·
Lograr la formación de hábitos de autocuidado e
independencia.
En
estas instituciones se han creado talleres protegidos donde elaboran objetos
artesanales variados que son comercializados con gran aceptación. Además
cultivan parcelas de autoconsumo y de plantas ornamentales y se dedican a la
cría y recría de animales domésticos. Por supuesto, a estas actividades se
incorporan teniendo en cuenta las posibilidades de cada uno, el sexo y sus
intereses.
Como
vemos, la intervención en casos de retardo mental depende fundamentalmente del
grado de retardo aunque en sentido general el objetivo esencial apunta hacia la
preparación laboral en todos los casos.
Si
bien es importante en casos de trastornos intelectuales la detección temprana,
el diagnóstico y la intervención, no es menos importante la prevención. En
casos de dificultades en el aprendizaje resulta necesario profundizar en la
preparación de los maestros como una vía para evitar la aparición del problema,
y cómo vía para erradicar el problema. Sin embargo, en casos de retardo mental
la propaganda que realiza el Ministerio de Salud Pública a través de los medios
de difusión masiva para evitar los factores de riesgos durante el embarazo; las
consultas de genética para la planificación familiar; la interrupción oportuna
del embarazo etc. resultan imprescindibles para evitar las causas del retardo
mental.
En
nuestro país existe un amplio programa de Salud que en coordinación con el
Ministerio de Educación está dirigido a la prevención de los problemas
intelectuales.
Los
niños que presentan defectos sensoriales: auditivos, visuales y del lenguaje
presentan algunas características específicas en el desarrollo y formación de
las cualidades psíquicas y en general de la personalidad, por lo que requieren
de una atención especial, sin que esto implique segregarlos.
Para
el diagnóstico, los niños que presentan deficiencias visuales se agrupan de
acuerdo con el estado de la agudeza visual y atendiendo a los procedimientos
que emplean en la percepción del material docente y en su orientación especial.
Los
niños ciegos y prácticos ciegos asisten a escuelas especiales, donde las
actividades que desarrollan en el proceso docente educativo se fundamentan en
procedimientos táctiles y auditivos; leer y escribir por el Sistema Braile.
Emplean los libros de la educación regular transcriptos al Sistema Braile, así
como medios técnicos y de enseñanza especiales. Los prácticos ciegos además
emplean ayuda ópticas.
En
la actividad docente la interacción de los analizadores conservados, así como
la participación de los residuos del afectado, desempeñan un importantísimo
papel en la compensación de la ceguera. Los residuos visuales pueden ser
utilizados en la observación de objetos y la orientación espacial,
fundamentalmente.
En
las instituciones se aplican medidas para la conservación y el empleo racional
de la visión deficiente durante las clases, porque ésta en condiciones
inadecuadas, empeora. Por esta razón se establece un régimen de adecuada carga
visual, en el que está combinada la actividad del trabajo y del descanso.
Cuando
la agudeza visual en el ojo mejor es de 0,4-0,5 y más con corrección,
generalmente no se observan manifiestas desviaciones secundarias. Estos niños
estudian en escuelas regulares, aunque son liberados de algunas actividades y
encargos sociales, ya que el aumento de la carga docente puede influir
negativamente en su capacidad de trabajo.
Ante
las formas adquiridas de debilidad visual es muy importante tener en cuenta
cuáles fueron las causas que la motivaron y a qué edad apareció. DE acuerdo con
esto se comenzarán a enseñar a los niños, métodos y procedimientos adecuados al
grado de deficiencia y a sus potencialidades, para el empleo de la visión
durante la clase se exige del maestro el empleo de distintas formas de trabajo
individual con esos niños.
De
acuerdo con el carácter de la afección visual, algunos defectos pueden
superarse, otros sólo pueden ser corregidos y otros pueden ser compensados. En
nuestro país el Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de Educación se
encargan de la detección temprana, atención y prevención de los defectos
visuales. El laboratorio experimental de deficiencias visuales estudia la
aplicación de diferentes formas de intervención, priorizando el trabajo con la
familia, vías de integración de estos niños, contenidos pedagógicos entre
otros.
El
grupo nacional de oftalmología infantil presta una especial atención a los
defectos visuales infantiles desde edades tempranas y se han creado Centros
Especiales de Oftalmología infantil que atienden niños con defectos visuales
recuperables, donde reciben tratamiento médico, pedagógico y psicopedagógico.
Por ejemplo en los casos de Ambliopia, después de corregir el defecto orgánico
apreciamos que no se recobra la función correcta del analizador visual, por lo
que corresponde al maestro desarrollar ejercicios para crear reflejos visuales
y ejercitarlos hasta convertirlos en hábitos visuales.
Después
de eliminarse el defecto, los niños se reintegran a las aulas de educación
primaria, para continuar sus estudios. Los débiles de visión y los ciegos en la
mayoría requieren de instituciones especiales para su educación preescolar y
para cursar los estudios de nivel medio y medio superior. Con posterioridad, se
integran a instituciones superiores donde estudian junto con los videntes.
La
prevención debe comenzar desde que se detecta el trastorno. Se puede prevenir
la aparición de desviaciones secundarias en su desarrollo físico y psíquico, lo
cual se logra mediante el empleo de procedimientos especiales de enseñanza,
medios ópticos y técnicos y la realización de un trabajo educativo correctivo
especialmente dirigido a la creación de condiciones higiénicas indispensables:
aumento de iluminación, empleo de libros especiales con letra ampliada e
ilustraciones claras, creación de un régimen de carga visual racional y
combinación correcta del estudio el trabajo y el descanso.
Los
trastornos auditivos conducen a una mayor o menor deficiencia de la función
verbal. El grado y carácter de los trastornos del lenguaje son diversos, desde
los defectos de la pronunciación, hasta la ausencia total del habla.
La
clasificación de los trastornos del analizador auditivo se realiza con el
objetivo fundamental de crear condiciones organizativas para la educación y la
enseñanza de los niños que tienen este analizador afectado. Esta agrupación
debe tener en cuenta, el grado de afección de la función auditiva, el momento
en que apareció y el estado en que se encuentra el lenguaje.
En
dependencia del grado de afección se distinguen dos tipos de deficiencia
auditiva sordera e hipoacusia. Como sordera se entiende la pérdida total que
impida la comunicación verbal con ayuda del oído a aquellas personas que
dominan el lenguaje oral en el momento de la pérdida auditiva, o que impidan su
dominio sin un proceso especial de enseñanza a los niños que aún no lo poseían
al producirse la sordera. La Hipoacusia es la pérdida parcial de la audición
que dificulta el desarrollo del lenguaje oral y su pleno dominio; la hipoacusia
puede manifestarse en diferentes formas: ligera o discreta, moderada y grave o
severa.
El
niño que sufre una hipoacusia ligera o leve puede ser ubicado en una escuela
regular, igual que el hipoacúsico moderado, pero con tratamiento, generalmente
los casos de hipoacusia severa asisten a escuelas especiales de hipoacúsicos.
Cuando la deficiencia auditiva es profunda, el niño es ubicado en una escuela
especial de sordos.
La
detección, el diagnóstico y la orientación del defecto auditivo se realiza con
la participación de hospitales pediátricos y el equipo multidisciplinario del
Centro de Diagnóstico y Orientación. Ellos realizan la ubicación del niño
deficiente en instituciones preescolares y escolares, teniendo en cuenta: el
grado del defecto, la edad en que surgió la sordera o la hipoacusia, el
desarrollo o posibilidades de desarrollo del lenguaje que ellos tienen, las
posibilidades individuales y sus condiciones antes de ingresar en la institución.
El
maestro de la escuela de niños oyentes recibe una preparación especial que le
permite trabajar con el deficiente auditivo que forma parte de su grupo, y
pueda desarrollar en él habilidades y destrezas necesarias para su
incorporación activa a la sociedad.
De
inestimable valor resultará el trabajo que realice el maestro con el resto del
grupo, es decir, con los niños oyentes, encaminado a crear una actitud
favorable en el colectivo infantil con respecto al niño hipoacúsico. Con mucho
tacto trabajará para que el deficiente auditivo se apropie de los
conocimientos, se incorpore a los juegos y demás actividades recreativas y
participe activamente junto a sus compañeros.
En
las escuelas especiales para niños con dificultades severas en la audición se
combinan diferentes métodos, procedimientos especiales y medios técnicos
encaminados a utilizar al máximo los restos auditivos y los analizados
conservados: visual y característico. Se desarrolla el plan de estudio dirigido
a la socialización y al desarrollo de formas de comunicación en el niño, oral y
gestual.
La
amplificación de sonidos, favorecen una percepción más eficaz del lenguaje
hablado. Además en los primeros grados de enseñanza del sonido se utiliza la
dactilogía y la lectura labio-facial.
Los
planes de estudios para los alumnos sordos e hipoacúsicos permiten alcanzar el
nivel medio y medio superior de los escolares que no presentan defectos en
la audición. Esto posibilita que puedan continuar estudios superiores o
incorporarse a carreras técnicas.
La
educación especial del deficiente auditivo propicia que éste interactúe con los
niños oyentes en actividades docentes extradocentes y extraescolares. El
laboratorio experimental de Audición y Lenguaje estudia diferentes estrategias
de intervención e integración en estos casos.
Los
trastornos del lenguaje son diversos en cuanto a su etiología y formas de
manifestarse. Es toda desviación de la norma general de cada lengua, ocurridas
en el lenguaje de una determinada persona o grupo de personas.
Cuando
surgen los trastornos del lenguaje no desaparecen por sí solos, sino que se
arraigan y se agudizan si no se imparte en adecuado tratamiento para el
desarrollo del lenguaje, no se corresponden con la edad del hablante y la
aparición de estas alteraciones en el niño, puede reflejarse en su desarrollo
ulterior, frenándolo o distorsionándolo.
Los
trastornos más frecuentes en la población infantil son: La Dislalia fonética y
fonológica, las alteraciones de la voz y la tartamudez. También encontrarnos
trastornos más complejos que afectan el desarrollo ontogenético del Lenguaje
como la Disartria, la Rinolalia, la Alalia o afosia del Desarrollo y los casos
de Retardo del Lenguaje relacionados en su aparición con factores
psicosocioafectivos.
Los
errores en el Lenguaje oral afectan la adquisición y el desarrollo del Lenguaje
escrito, ya que el lenguaje oral surge primero y ambas formas se desarrollar
estrechamente relacionadas. Es por ello que las anomalías del lenguaje, afectar
la relación social y la adaptación escolar, limitar las posibilidades
cognoscitivas e influyen desfavorablemente en la formación de la personalidad.
Lo
explicado anteriormente ratifica la necesidad de diagnosticar lo más
precozmente la alteración verbo-vocal, para ello tomamos como edad límite los 4
años, lo que no implica que en casos de trastornos complejos como la Disartria
y la Rinolalia se precisen con anterioridad a esa edad indicadores desviados
para comenzar su estimulación.
El
proceso del diagnóstico es complejo y en el participa un equipo
interdisciplinario cargado de precisar su etiología, carácter, sintomatología,
forma de manifestarse, así como determinar el tratamiento médico en los casos
necesarios; las orientaciones generales y específicas para la rehabilitación
psicolingüística y la ubicación escolar del menor.
En
Cuba la atención de niños con alteraciones del lenguaje cuenta con una amplia
red de instituciones atendidas por el MINSAP y el MINED.
Teniendo
en cuenta la gravedad de la afección comunicativa del niño y sus implicaciones
en las esferas cognitivas y afectivo volitiva se ubican para causar estudios en
escuelas regulares y en escuelas para la educación de niños con trastornos
severos del Lenguaje. Además en instituciones preescolares son atendidos por
especialistas de lenguaje que estimulan el mismo y orientan a los educadores y
a los padres para prevenir la aparición del cuadro sintomatológico.
Los
niños que asisten a las escuelas regulares son atendidos por el especialista de
lenguaje, encargado de impartir los tratamientos sistemáticos y de orientar al
maestro el trabajo diferenciado que debe realizar durante el proceso
docente-educativo.
En
las escuelas especiales que atienden a niños con trastornos severos del
lenguaje se desarrolla en tratamiento más intenso y sistemático y además,
una programación especial de los
contenidos docentes para que puedan ser asimilados por este tipo de escolar.
Reciben además una preparación profesional que le permite una adecuada
incorporación a la vida laboral.
La
permanencia de los niños en este tipo de escuela es transitoria, en la medida
que va superando los trastornos del lenguaje, se van incorporando a los grados
correspondientes de la escuela regular para continuar sus estudios con vistas
al perfeccionamiento de las estrategias de intervención en casos de defectos
sensoriales se desarrollan experiencias en las escuelas-laboratorios adjuntos
al CELAEE. Estos laboratorios se debe a los esfuerzos que realizan los
Ministerio de Salud Pública y Educación para la prevención de estas
deficiencias.
En
la valoración del niño psíquicamente alterado encontramos frecuentemente el
síntoma elevado a categoría diagnóstica y así lo recoge nuestro glosario cubano
de clasificación internacional de Enfermedades Psiquiátricas (GC-2) de 1983
considerando los síntomas especiales (307). No se justifica esta categoría por
proceder de iguales etiológicas dado que, no sólo esta clasificación no es
etiológica sino que la etiología es referida de modo diferente de acuerdo con
las consideraciones teóricas que se consideren. Es por esto que los autores
psicoanalistas hablaron de fijaciones, regresiones y mecanismos de defensa en
su producción; en tanto los reflexólogos se referirán a factores
condicionantes, los conductistas a condicionamientos operantes y los
organicistas a elementos lesionales no detectados o a factores genéticos o
constitucionales. En realidad siempre deberán ser enfrentado a un espíritu
investigativo.
Debemos
enfatizar que con frecuencia aparecen en la infancia estos síntomas como única
manifestación en tanto que otras veces forman parte de cuadros neuróticos o
psicóticos. Los síntomas más frecuentemente observados son: Enuresis,
incomprensión, tíos, tartamudez, sonambulismo, terror nocturno, anorexia,
bulimia, onicofagia, succión del pulgar entre otros.
En
cuanto al enfoque sindrómico de las enfermedades psiquiátricas volvemos a
tropezarnos con los diferentes enfoques etiológicos que hacen que no pueda
tomarse un criterio unanimemente aceptado.
Intentaremos
enfrentar esta situación considerando cinco síndromes fundamentales que
pudieran ser desglosados en diferentes entidades gnoseológicas.
·
Síndromes que implique organicidad
·
Síndrome Deficitario
·
Síndrome Psicopático
·
Síndrome Neurótico
·
Síndrome Psicóltco
Síndrome que impliquen originalidad:
Debemos considerar un trastorno encefálico agudo producido por enfermedad
infecciosa, tóxica o de otro tipo del sistema nervioso central. En este caso
puede aparecer un síndrome psícotico o no psicótico. El síndrome tendría
características especiales de síndrome confusional dadas por alteraciones en el
nivel de vigilia, desorientación auto y alopsíquica, alucinaciones y delirios
mal sistematizados, cambiantes y generalmente de terror. El síndrome no
psicótico puede ser muy variable ya que estaría en relación con las
características de personalidad de nuestro niño; más frecuentemente estaría
dado por un cuadro de gran irritabilidad, labilidad afectiva y sensaciones
subjetivas cefálicas.
Cuando
se trata de un trastorno encefálico crónico la constatación clínica será la de
un cuadro de deficiente mental al que más abajo nos referiremos o lo que ha
dado en llamarse una "disfunción cerebral mínima". Esta última
consideración se ha preferido referir como frase calificativa de algunos
síndromes hiperkinéticos pero en realidad implica un carácter lesional no
siempre bien constatado por nuestros medios diagnósticos. Existen seis elementos
o síntomas a considerar en este síndrome de disfunción cerebral mínimo todavía
discutible.
Primero: la hiperkinesis
que puede ser sensorial o motriz, es decir que el niño reacciones a estímulos
no esenciales o que cualquier cosa quede dentro de su campo visual o esté al
alcance de sus manos se convierta en estímulo al que tiene que reaccionar.
Segundo: la disociación o
incapacidad de ver las cosas como un todo que se pone de manifiesto en el test
de Bender.
Tercero: la inversión del
campo visual o sea la facilidad para referirse al fondo de las cosas más que
alas figuras concretas.
Cuarto: la perseveración
o incapacidad para cambiar fácilmente de una actividad a otras debido a la
prolongación de un estímulo.
Quinto: la torpeza
motiva que se pone en evidencia por dificultades en atarse los zapatos,
abotonarse la camisa o saltar en un sólo pie.
Sexto: la disminución de la
memoria que se expresa en la necesidad de una enseñanza reiterativa
En
este cuadro la inteligencia casi siempre aparece en un límite inferior pero
puede ser considerada como normal.
Síndrome deficitario:
Aquí estarían incluidos los niños que presentan grandes deficiencias en el
aprendizaje escolar y el razonamiento. Generalmente la memoria no está afectada
y a veces nos sorprende la aparición de algunas habilidades que nos hacen
pensar que existen territorios sanos.
Cuando
se alteran el lenguaje y la motricidad el cuadro se nos presenta más evidente.
Lo más importante es la consideración de que existen diferentes grados que van desde
la imposibilidad de aprendizaje escolar hasta la necesidad de una educación
especial.
Síndrome psicopático:
En principio no podemos considerar la existencia de un síndrome psicopático en
los niños dado que previamente debíamos admitir que puedan aparecer trastornos
de personalidad en ellos. Dado que la personalidad no se encuentra aún
estructurada en ellos sino que está en proceso de formación no es posible
considerar la aparición en niños de personalidades psicopáticas que "son
aquellos individuos que por presentar con carácter permanente, un desequilibrio
o disarmonía interna de los factores que integran la personalidad, tienen un
tipo de comportamiento o conducta fuera de las normas vigentes establecidas en
su grupo social". Es por esto que el cuadro sindrómico que caracteriza a
la timidez (ansiedad de separación, temor al extraño, apegamiento materno,
temores e inhibiciones y grandes dificultades en las relaciones sociales y el
afeminamiento (voz, gestos, modo de andar y correr femeninos, agresiones más
verbales que físicas y preferencia por jugar con niñas) deben ser mejor
consideradas como trastornos en la formación de la personalidad que como
entidades psicopáticas.
Síndrome Neurótico:
En los niños es poco frecuente que aparezcan verdaderas neurosis similares a
las de los adultos ya que la entidad misma implica un estado de equilibrio
patológico que difícilmente pudiéramos considerar en la niñez. Es por esto que
nuestro glosario actual se refiere a estos procesos como "alteraciones de
las emociones y formación de la personalidad" considerando que en niños y
adolescentes existe una estabilidad intermedia debido a la mayor plasticidad de
la conducta a esas edades. Aún considerando que el niño es un gran desconocedor
y por tanto un gran ansioso tendríamos que considerar en el síndrome neurótico
la existencia de un grado mayor de ansiedad a mas de inhibiciones en su
conducta que no interfieren, sin embargo de manera ostensible con sus funciones
adaptativas. Los síntomas sobreañadidos pueden ser muy variables:
hiperactividad, llanto alteraciones del sueño etc.
Síndrome Psicótico:
Resulta aún más difícil la aparición en los niños de verdaderos cuadros
psicóticos. La psicosis siempre implica una desvinculación de la realidad
objetiva y cuando esto ocurre a edades muy tempranas aparece un deterioro
intelectual que nos hace dudar sobre lo que apareció primero, si el déficit o
la psicosis. En los primeros años se acostumbra considerar un síndrome
psicótico denominado "autismo" constituido por relaciones más fáciles con objetos que con personas,
incapacidad para establecer relaciones interpersonales y lazos afectivos,
graves mecanismos obsesivos-compulsivos y alteraciones en el lenguaje. De una
manera general el síndrome psicótico en los niños estaría dado por:
a) El
lenguaje se altera tanto más cuanto menor es el niño, llegando con frecuencia
al mutismo completo. Lo que descarta su posible organicidad es que a veces
pronuncian una frase perfectamente construida.
b) Los
movimientos se hacen imprecisos, faltos de gracia y extraños, alterándose la
conducta general.
c) El
juego es casi totalmente abandonado siendo sustituido por actividades
repetitivas y monótonas.
d) d)Las
alteraciones rara vez aparecen antes de los 8 años y son más frecuente las
visuales.
e) El
déficit intelectual puede ir haciéndose progresivo lo que dificulta
frecuentemente el diagnóstico diferencial con las oligofrenias verdaderas.
En
cuanto a la evaluación y el diagnóstico de las alteraciones emocionales de los
niños existen controversias contínuas respecto a si es más apropiado un modelo
de diagnóstico médico o psicosocial. A este respecto, sigue habiendo dos
escuelas de pensamiento.
El
método psiquiátrico descriptivo puede llegar a ser el sistema más utilizado
para la clasificación y el método empírico dependiente de las descripciones
conductuales. Ambos no nos proporcionan un sistema válido y confiable.
El
uso del rotulado, la etiqueta se ha enfrentado a muchas objeciones sobre la
base de que hace hincapié en los aspectos negativos, se refiere sólo a una
porción pequeña del funcionamiento del niño, reduce las esperanzas y la
estimación propia entre otras. No obstante utilizar la clasificación para
despejar mejor las potencialidades que debemos desarrollar a partir de nuestra concepción del desarrollo
del niño nos parece útil. El modelo de diagnóstico que utilizamos es médico,
psicológico y pedagógico.
En
nuestro medio se realizó un trabajo de unificación de criterios entre
especialistas de los diferentes organismos que tienen la misión de educar a
menores de conducta alterada y se produjeron tres categorías vinculadas
directamente con el que hacer con el menor alterado, ya que se crean
instituciones de tres tipos que enfrentan el tratamiento del mismo.
Todas
estas consideraciones nos hacen concluir que el menor alterado emocionalmente
se caracteriza porque manifiestan desajustes en esta esfera, o en su esfera
social o en ambas a la vez. Esta consideración nos lleva al planteamiento de
que el menor con estas alteraciones debe ser considerado un niño-dual:
niño-padres. Es decir que nos quedaríamos a media si caracterizamos solamente
al menor y no consideramos la caracterización del medio familiar. Además del
planteamiento de posibles actitudes rechazantes, sobreprotectoras,
perfeccionistas, etc. de los padres tenemos que considerar las condiciones
materiales de vida, la atención escolar y social que el niño recibe en general.
En
nuestro país el niño alterado emocionalmente puede ser detectado por los
padres, los maestros o la sociedad en general.
Cuando
son los padres los que se preocupan a la primera persona a la que acuden es al
médico de la familia. Este médico si no puede resolver los problemas planteados
remite al menor a la consulta de Psicología Infantil del Policlínico o del
Hospital Pediátrico correspondiente. En estas consultas se realiza un estudio
psicológico y psiquiátrico del caso para arribar a un diagnóstico primero y
después a la instauración del tratamiento correspondiente.
Cuando
es en la escuela donde se detectan las alteraciones los padres son citados por
el Centro de Diagnóstico y Orientación (CDO) donde serán atendidos por un
equipo interdisciplinario que arribarán al diagnostico de la alteración y
tratarán al niño en el centro mismo o lo remitirán a una institución que corresponda.
Cuando
es la sociedad la que detecta dispone de todas las instituciones antes
mencionadas para canalizar la atención del menor.
La
solicitud para el estudio y diagnóstico de los menores alterados emocionalmente
puede realizarse pro las vías instituciones
siguientes:
·
Los familiares
·
Los Centros del Sistema Nacional de Salud
·
Los maestros y las escuelas
·
Los agentes de la autoridad y sus dependencias
·
Organizaciones sociales y de masas
De
todas estas vías de remisión la más masiva es la de los maestros.
Con
toda la información obtenida sobre el menor alterado y su familia se elabora un
diagnóstico psicológico, pedagógico y médico de forma interdisciplinaria y como
resultado de la discusión correspondiente.
En
el proceso de estudio se realizan entrevistas, observaciones de la conducta,
estudios clínicos, aplicación de tests psicológicos, pruebas de aprovechamiento
escolar y situaciones experimentales, visitas a los hogares y a la comunidad,
etc. lo cual permite determinar la dinámica familiar y escolar, así como las
características individuales del sujeto que facilite establecer un diagnóstico
lo más preciso y objetivo posible.
Para
los especialistas del equipo interdisciplinario el estudio y diagnóstico es un
proceso de búsqueda de conocimientos, para elaboración de hipótesis que
expliquen las características del sujeto de estudio, las probables causas que
las han producido y por último, las perspectiva de solución dl problema que
presentan y las posibles vías o métodos, procedimientos y técnicas que se han
de aplicar.
Dada
esta característica esencial del diagnóstico, la mejor estrategia para realizar
el estudio y las investigaciones del niño es mediante el empleo de la
metodología del trabajo científico que exige el planteamiento o formulación
sucesiva de hipótesis y su corroboración o no, a partir de la obtención de
información por medio de métodos como la observación, las encuestas y los
tests, en situaciones experimentales y, en general todos los procedimientos y
técnicas para la búsqueda científica de la información según el caso. Todos los
datos acumulados, el descubrimiento de las regularidades fundamentales del niño
objeto de estudio, las coincidencia de la información y su correspondencia con
la teoría y práctica acerca del proceso de formación de la personalidad y sin
alteraciones, permiten elaborar un diagnóstico y un conjunto de recomendaciones
encaminadas a orientar y organizar un Sistema de influencias que conduzcan al
desarrollo de las potencialidades y a
la transformación del sujeto.
Este
enfoque del proceso de diagnóstico se
corresponde con la concepción de que el sujeto está en desarrollo y formación y
por lo tanto, a la conclusión a la que se llega en un momento dado, no
representa un estado o característica permanente, por lo que el diagnóstico se
considera un proceso continuo que marchará conjuntamente con la estrategia de
intervención que se realiza con el escolar y que ha de producir cambios
positivos en el proceso de formación de la personalidad.
La
atención al menor con alteraciones emocionales parte de una concepción integral
de su tratamiento sobre la base de la creación de un sistema articulado,
coherente y con un sólido fundamento científico, en donde se aúnan los
esfuerzos médicos, pedagógicos, psicológicos y sociales.
Comenzaremos
considerando el tratamiento que reciben en los Policlínicos y Hospitales
Pediátricos. Aquí son atendidos directamente por psicólogos que se han
adiestrado en técnicas psicoterapeúticas y por Psiquiatras Infantiles, el
tratamiento puede ser psicofarmacológico o psicoterapeútico.
Sobre
la psicofarmacología podríamos detenernos un largo tiempo dada, las
experiencias realizadas. El hombre siempre ha aspirado a la obtención de
sustancias capaces de regular su estado de ánimo y aún su conducta. Esta
aspiración ha tenido más éxito para controlar depresiones y estados agresivos
que para facilitar una conducta adecuada. La
Psicofarmacología es un ciencia reciente. En los últimos 30 años, desde
el inicio de la enérgica investigación con los fármacos psicotrópicos, se han
hecho evidente que los efectos de mayor importancia para la comprensión de las
acciones clínicas de estos fármacos se ejercen a través de los mecanismos
neurotrasmisores y hoy día se conoce aún muy
poco de sus interacciones con los fármacos psicotrópicos.
Se
han planteado psicotrópicos: estimulantes, antidepresivos, ansiolíticas y hasta
antiesquifrenizantes sin que ninguna halla quedado aún bien estructurada.
El
trabajo psicoterapeútico hemos preferido considerarlo como un sistema de
influencias organizadas y articuladas coherentemente en un programa de trabajo
integral donde se reflejan concretamente las particularidades del proceso
compensatorio.
Esta
acción tiene un carácter psicológico, social y compensatorio. La cualidad
fundamental de esta acción está dada por la aplicación sistemática de una
atención individualizada al niño y a su familia. Consideramos que una teoría
por sí sola no puede vencer la complejidad que entraña las alteraciones
emocionales. Los estudios que investigan los resultados de los métodos
psicoterapeúticos tradicionales con los niños no han sustanciado su eficacia.
Se sabe que hoy hay varios métodos
recientes y prometedores que tienen variaciones en su alcance y su enfoque. La
práctica y las investigaciones futuras determinarán su valor real.
En
nuestro medio se ha preferido la psicoterapia grupal y hasta se han creado
nuevos métodos de psicoterapia grupal, tales como psicoballet, la psicoterapia
deportiva, etc. Aunque resultaría de interés la exposición de desarrollo de
estas técnicas nos referimos al tratamiento que reciben los menores asistentes
a las instituciones escolares.
Dado
el carácter complejo que entraña las causas que producen las alteraciones
emocionales en los niños y adolescentes, así como por la importancia que entre
ellos poseen los aspectos de carácter social y pedagógico en nuestro país se ha
considerado que el sistema de atención de este escolar debe responder
esencialmente a concepciones y principios de carácter pedagógico y psicológico.
La
Institución tiene que realizar sobre la base de un plan de actividades que se
complementan entre sí dirigidos a transformar el mando interior del niño, a
vencer la resistencia y neutralizar las influencias nocivas que contribuyeron a
las dificultades en la educación mediante la unión y acción conjunta de
maestros, padres, especialistas, la comunidad y los propios alumnos, porque no
se puede concebir este proceso sin la participación del menor como ente activo.
Es por esto que las medidas a tomar si bien son ofrecidas de manera general van
a ser consideradas de manera individual tomando en cuenta factores específicos
con cada caso.
El
sistema de influencias está organizado a partir de actividades docentes
educativos generales.
Consideramos
la atención que recibe el menor en el centro de tres tipos fundamentales:
médica, pedagógica y psicológica.
El
proceso educativo de estos menores incluye el desarrollo de las actividades deportivas,
recreativas y culturales, tanto como parte del Sistema Pedagógico General, como
por medio de la vinculación a círculos de interés.
El
seguimiento de los avances y retrocesos del menor le permite al pedagogo
reestructurar su estrategia de trabajo, que es, a su vez objeto de análisis por
toda la comunidad de especialistas del centro, con el objetivo de orientar el
trabajo con el menor en función de su evolución y de los cambios en núcleo
social.
Hemos
considerado al menor con alteraciones emocionales como un niño-dual, por lo que
los padres no pueden ser olvidados en este proceso de atención. Este trabajo lo
desarrollan los centros que atienden a los menores bajo el concepto de "labor social" que
comprenden: escuelas de padres, visitas a los hogares, entrevistas,
correspondencia y seguimiento.
Las
visitas a los hogares tienen un carácter obligatorio para los educadores.
Dichas
vías se emplean en correspondencia con los particularidades y necesidades de
cada familia.
Los
menores tratados en los policlínicos y los hospitales pediátricos por
psicólogos o psiquiatras infantiles son atendidos frecuentemente en forma
individual mediante el consejo pedagógico o en pequeños grupos de Escuelas de
Padres. En algunos casos se llega a aplicar psicoterapia familiar a los
miembros de una familia determinada.
En
el plan experimental que está llevando a cabo el Laboratorio de Trastornos
Emocionales adscripto al Centro de Referencia Latinoamericano se contempla la
plena capacitación del psicoterapeuta-maestro para llevar a cabo de manera
sistemática la Escuela de Padres Terapeútica. Se trata de evitar que los mismos
se inviertan en Reuniones Escolares con los Padres que están más circunscritas
a los aspectos docentes.
Hoy
nuestro país cuenta con todos los recursos humanos y materiales para las
estructuras para la atención del niño con alteraciones emocionales sin embargo
estamos todos conscientes que lo más importante es la prevención.
Para
todos es bien reconocido que la identificación temprana de los casos de alteraciones
emocionales e incapacidades de aprendizaje debe recibir una atención
priorizada. En nuestro país la acción preventiva de los menores con
alteraciones emocionales se lleva a cabo de manera coordinada con los
Ministerios de Salud Pública y de Educación, y en particular cada uno aplica su
práctica en este sentido. El Ministerio de Educación a través de su red de
Instituciones realiza esfuerzos en la prevención primaria secundaria y
terciaria. Participa activamente en el Sistema de atención a menores con
problemas de conducta creado en 1982 compartiendo esta acción preventiva con el
Ministerio del Interior.
En
las escuelas la prevención se presenta en tres aspectos esenciales: Detección e
identificación temprana y caracterización, integración de todos los factores
escolares y comunitarios para la elaboración y aplicación de la estrategia de
intervención y el seguimiento. Los consejos de escuelas, maestros y
organizaciones de masas en la Comunidad participan activamente en esta tarea.
Aunque
el trabajo en la prevención se ha hecho cada vez más popular, no ha resultado
una idea de aplicación sencilla por su magnitud y complejidad. Continuamos
haciendo los máximos esfuerzo en esta dirección porque estamos convencidos que
es mejor preveer que rehabilitar.