El estímulo de la actividad cognoscitiva en los alumnos con trastornos de la conducta.
El
interés cognoscitivo es como una actitud compleja del hombre hacia los objetos
y fenómenos de la realidad que le rodea, actitud que refleja su tendencia a
estudiarla multilateral y profundamente y conocer sus propiedades esenciales.
El
interés cognoscitivo en que se funden todos los procesos psíquicos, es al mismo
tiempo, importantísimo motivo de actividad, que eleva el valor de ésta para el
individuo". A. Leontiev.
La
actitud compleja del hombre hacia los objetos y fenómenos de la realidad, donde
se funden todos los procesos cognoscitivos y psíquicos tiene un carácter
bilateral, porque en ella se funden como un todo la causa del interés y el
interés mismo, es decir, el fenómeno, el objeto, la rama científica o
pedagógica que tiene sus lados atractivos y la tendencia cognoscitiva selectiva
de la propia personalidad. "Si a
mi me interesa determinada asignatura, quiere decir por tanto que determinado
contenido específico de esa asignatura es interesante para mí".
La
fuente del interés cognoscitivo como tendencia selectiva lo constituye
determinado sistema de relaciones nerviosas, que se originan bajo la influencia
de una serie de condiciones que dependen del estado del alumno y de su
individualidad, de las sensaciones directas de la personalidad y de su
multifacética experiencia anterior.
Como
rasgo de la personalidad el interés cognoscitivo siempre se desarrolla dentro
de la actividad. Cualquier actividad
relacionada con un principio cognoscitivo puede servir de base al interés
cognoscitivo.
Hay
que destacar que en este sentido, el interés cognoscitivo en general, no
constituye un proceso psicológico concreto y aislado como lo son por ejemplo,
el pensamiento, la percepción y la memoria.
En esta compleja relación del hombre hacia el mundo de las cosas
intervienen orgánicamente unidos los procesos intelectuales, emocionales y
volitivos. Esa es por tanto, la base de
la estimulante influencia que ejerce el interés cognoscitivo en el desarrollo
de distintos procesos psíquicos (memoria, imaginación, atención). Importante
resulta saber, que el interés cognoscitivo no equivale a cualquier clase de
interés hacia el objeto.
El
dinamismo, el movimiento progresivo, la transición del fenómeno a la esencia
del mismo, el establecimiento de relaciones profundas, el dominio de las leyes
que rigen el verdadero conocimiento, constituyen sus rasgos
característicos. De ahí, el carácter
intelectual del proceso cognoscitivo.
El interés hay que verlo, como la concentración que produce el deseo de
conocer más de cerca el objeto; penetrar más profundamente en él y no perderlo
de vista.
Es
esto precisamente, lo que caracteriza la influencia del interés en la
activación de los procesos mentales.
Es
indiscutible que el interés cognoscitivo, como motivo de la actividad y
comportamiento de la personalidad, ayuda a poner de manifiesto las
posibilidades de cada escolar. Es un
importante estímulo para desarrollar cualidades de la personalidad como la
orientación hacia un fin determinado, la constancia en la consecución del fin
que se persigue, el deseo de llevar a buen término la acción y de lograr los
resultados previstos.
Es
típico en la caracterización de los alumnos con trastornos de la conducta la
poca estimulación por la actividad intelectual a causa de la falta de intereses
cognoscitivos. Esto puede estar
ocasionado indistintamente por los déficits en los procesos cognoscitivos, el
retraso pedagógico y el mal manejo pedagógico lo que en ocasiones no les
permite estar vinculados al grupo para la actividad cognoscitiva.
Muchos
pueden ser los factores que inciden en que los alumnos no muestren en su gran
mayoría interés por la actividad cognoscitiva.
Lo
más racional entonces es buscar alternativas pedagógicas que posibiliten la
estimulación de toda la actividad intelectual de estos alumnos.
En
esto juega un papel fundamental la maestría pedagógica del maestro, que ha de
posibilitar el éxito de la actividad escolar en general y dirigir con acierto
su deseo de adquirir nuevos conocimientos.
Importante
resulta en las estrategias pedagógicas para el desarrollo intelectual en
general de los alumnos con trastornos de la conducta el trabajo en grupo ya que
el interés que en este se manifieste por una actividad determinada influye
también en los intereses individuales.
Esto debe tenerlo en cuenta el maestro en la clase. En esas actividades debe estar presente
siempre el entusiasmo emocional de los maestros, donde se le den expresiones de
sorpresa y admiración a los alumnos en el grupo, producido por el conocimiento
de lo nuevo, que sorprenda la imaginación, la risa como reacción ante una
alegría en la clase; las profundas
impresiones que afectan a todo el grupo, las emociones que representen una
incursión en la esfera de las relaciones morales, la admiración producida por
la fuerza de la imagen artística de los medios utilizados que origine placer.
Es
importante también la alegría producida por una respuesta acertada, el orgullo
por una buena respuesta a un compañero; los cuales son sentimientos diferentes
por su significado para la personalidad y por la profundidad de su
manifestación despierta el interés cognoscitivo.
El
maestro debe conocer que la sensibilidad emocional y el entusiasmo que se
siente por una actividad que ofrece
interés surge como resultado de influencias exteriores que fisiológicamente,
son solo estímulos que producen en la corteza cerebral un foco de excitación
óptima a lo que se subordinan los restantes procesos psíquicos.
Siempre
que la enseñanza esté orientada convenientemente para que los alumnos realicen
un trabajo creador, una actividad práctica que sea útil para la sociedad,
posibilitará el desarrollo de los intereses cognoscitivos.
Concretamente
podemos decir, que todos los procedimientos visuales, (medios de enseñanza)
como los medios emocionales (la palabra emocional del maestro) y la atmósfera
agradable y flexible, en la organización de la actividad de aprendizaje son
elementos básicos que propician el
desarrollo de intereses cognoscitivos en los alumnos con trastornos de la
conducta.
Algunas
exigencias generales que garantizan el éxito en la actividad cognoscitiva y la
consecución de buenos resultados son:
·
Despertar en los alumnos el deseo del éxito.
·
Elevar la autoestima, mostrando de forma
sistemática los éxitos del grupo y de
cada alumno que lo integra explicando siempre las causas de los resultados obtenidos.
·
Preveer las posibles dificultades.
·
Organizar conscientemente la actividad de los
alumnos para que éstos pongan todas sus
fuerzas y experimenten la alegrías del
éxito.
Hay
algunos procedimientos pedagógicos importantes para el desarrollo de la
actividad cognoscitiva entre los que figuran las tareas individuales que
se van complicando en la medida que aumentan las posibilidades de los alumnos; la
ayuda a superar las dificultades que se presentan, el evitarles
los fracasos en la actividad, creación de condiciones para que los alumnos
experimenten alegría de éxitos.
Son
en especial importantes los juegos cognoscitivos que obligan a los niños
a actuar en situaciones figuradas: Ej.
El
juego de los viajes, el viaje al pasado, un viaje por el parque zoológico o el parque Lenin hacen que los
niños hagan un esfuerzo imaginativo fuerte, con activación de la memoria y el
pensamiento y que sientan cada vez mayor necesidad de aprender en la clase,
leyendo libros, preguntando a los adultos, etc.
Los
juegos intelectuales del tipo narración, problemas, adivinanzas, las preguntas y
respuestas sobre un mismo tema, el juego a "los milagros", vinculados
a las Ciencias Naturales, al Mundo en que Vivimos, las Matemáticas, entre
otras, las competencias de conocimientos, etc. constituyen en esencia problemas
intelectuales presentados en forma entretenida que ayudan a desarrollar la
actividad mental y despiertan el interés por el esfuerzo intelectual.
Los
juegos cognoscitivos son un estímulo en la superación de dificultades y un
medio para formar rasgos volitivos manteniéndolos animados y activos.
El
desarrollo de los intereses cognoscitivos en los escolares depende no sólo del
contenido de la lección sino principalmente de la capacidad del maestro de su
preparación pedagógica y psicológica y de la forma que utilice para la
organización de la actividad de aprendizaje la cual debe favorecerla actividad
intelectual, el esfuerzo volitivo y la emotividad de los alumnos.
Cuando
los alumnos aprecian el optimismo del maestro y su preocupación por los éxitos
de ellos y la alegría que esto le produce, se mantienen interesados por la
actividad de aprendizaje con un estado de ánimo muy favorable y con confianza
en sus fuerzas.
Es
importante que la alegría por los éxitos sea una sensación del grupo incluyendo
al maestro.
Existe
una gran relación entre la participación activa del alumno en el aprendizaje y
la formación de los intereses cognoscitivos y el desarrollo de habilidades y
hábitos de trabajo independiente por parte de los alumnos.
Esta
relación se logra en la medida en que los alumnos son capaces de enfrentar una
tarea independientemente, orientarse en situaciones nuevas, manifestar sus
puntos de vista y tomar decisiones acertadas.
Para lograr esto, se necesita ir graduando sistemáticamente la
complejidad del contenido según las características individuales de los
alumnos.
La
pregunta que se formula a los alumnos desempeña un papel decisivo en la
dirección y estimulación de la actividad cognoscitiva.
También
las preguntas que hacen los alumnos al maestro constituyen un índice de interés
cognoscitivo a valorar. En este caso hay que tener en cuenta la intención
cognoscitiva de las preguntas.
Sea
cual sea la intención, el maestro debe prestar la máxima atención a cualquier
pregunta y darle un significado verdaderamente cognoscitivo y una motivación
positiva. Esta es una habilidad que
debe desarrollar el especialista en el tratamiento correctivo compensatorio al
niño con trastornos de la conducta; el tratar de hacer de toda situación una
actividad educativa.
Es
recomendable también hacer participar a los alumnos en el análisis, corrección
y ampliación de las respuestas dadas por sus compañeros del grupo. Esto permite el desarrollo además de mejores
niveles de socialización y de influencia reparadora de los miembros del grupo
también en la actividad cognoscitiva.
Las
preguntas del maestro son también un medio estimulante de la
actividad de los escolares. Constituye
uno de los procedimientos para dirigir las acciones.
En
su uso como motivación para la clase y estimulación intelectual en
general, es necesario aprender a darle a las preguntas la intencionalidad
emotiva. No basta con que las preguntas "sean buenas para hacer
pensar", es necesario que los alumnos sientan que estas están
estrechamente vinculadas a él. Es
necesario por tanto que éstas sean atrayentes, interesantes, que la entonación
y la expresividad con que se hagan las preguntas sean lo suficientemente
atractivas para que los alumnos se interesen por darles respuestas correctas.
En
este sentido, el maestro debe seleccionar preguntas y actividades que posibiliten
éxitos en los alumnos. Todo esto
permitirá mejores éxitos en el aprendizaje escolar.
Enseñanza de la
autorregulación en niños con trastornos de la conducta.
Enseñar
al niño con trastornos de la conducta a autorregular su actuación exige del
conocimiento de fundamentos esenciales que se producen psicológicamente en el
acto de la conducta.
Debemos
conocer de que la conducta se aprende.
Asumir
determinada conducta implica tener una base de orientación suficiente
que nos permite no estar inseguros al actuar.
Estar
bien orientados significa conocer las normas, leyes y límites para la acción,
lo cual depende de las condiciones sociales, del modo de vida, de la edad, sexo,
grado de escolaridad de cada persona, así como su posición en el medio en que
se desarrolla y de lo que se le demande como miembro activo de un grupo
determinado.
Un
momento significativo en la conducta humana es la toma de una
decisión para realizar una acción y no otra. La toma de la decisión
representa inevitablemente también la selección de una determinada forma de
conducta.
En
la toma de decisiones juegan un papel importante tanto las condiciones del
medio como las motivaciones para actuar. Las motivaciones aparecen como necesidad
imprescindible para la actuación, es decir para la conducta determinada
socialmente.
Las
motivaciones constituyen por tanto, un indicador necesario para
la decisión a tomar.
Un
niño con trastornos de la conducta no puede actuar bien porque no sabe, no
tiene las motivaciones necesarias para la toma de decisiones correctas en
la actuación y muchas veces la base orientadora y las condiciones del
medio no posibilitan una adecuada actuación.
Enseñarlos
a actuar adecuadamente implica también enseñarlos a autorregular
su conducta. Esta es una condición
en el sistema de acción terapéutica con niños que presentan trastornos de la
conducta en la escuela experimental "Cheché Alfonso"; enseñar al
alumno a autorregularse.
La
autorregulación es el mecanismo que está en la base de muchas formaciones
psicológicas como son: la autovaloración,
la independencia, el autocontrol.
Una
persona que sabe autorregularse sabe qué hacer, cómo hacerlo, y cómo
ir controlando lo que hace para que tenga el mayor éxito posible.
Por
eso, debemos enseñar a los alumnos a proponerse objetivos socialmente valiosos,
tomar decisiones adecuadas para alcanzarlos y saber cómo autocontrolarse. Sólo así podrá el alumno reincorporarse a su
medio natural: la escuela regular. Es
importante, la orientación de la conducta, el control y la valoración.
Cuando
decimos que orientamos la conducta quiere decir que el alumno sabe qué hacer,
que se espera de él y entonces puede controlar su comportamiento.
Importante
resulta que en todo el proceso de corrección y compensación el colectivo
pedagógico mantenga la misma línea de acción sobre cuáles son las
normas, valores e indicadores concretos del comportamiento que deben
orientarse a los alumnos. Si esto no
sucede así, no existirá unidad de orientación valorativa para educar la
conducta.
Enseñar
al niño con trastornos de conducta a autorregularse exige la aplicación de
criterios basados en métodos y dinámicas grupales que tiendan a desarrollar el
nivel crítico consciente como sistema valorativo que permite modificar el plano
interno (actitudes, intereses, motivos, etc.) que en definitiva es el
condicionante de modificaciones externas (conducta).
Todas
las actividades terapéuticas que se llevan a cabo en la escuela son alternativas
de influencias para educar la conducta y enseñar al alumno a autorregularse.
Condición
indispensable de todas las actividades es que estas están organizadas como un
sistema.
Cada
actividad del grupo clase y de los grupos terapéuticos deben integrarse en torno
a un objetivo común.
Es
por eso que las actividades de la escuela experimental "Cheché
Alfonso" están organizadas de la siguiente forma:
Un
área pedagógica donde reunidos los alumnos en grupos clase, reciben clases,
biblioteca, música, Educación Física, Logopedia, entre otras y un área psicológica donde los alumnos
reunidos en grupos terapéuticos reciben técnicas psicodramáticas: Psicoterapia con títeres y Psicodrama y sus
padres participan en Escuelas de Padres Terapéuticas.
En
esa área reciben además, otras actividades terapéuticas reparadoras como
talleres, danzarias, música, deporte, entre otras.
Entre
todas y cada una de estas áreas y actividades se dan vínculos importantes de
orientación, regulación y reforzamiento grupal con gran énfasis en la
valoración y autovaloración aunque cada una tiene formas y modos de realización
específicas e independientes.
La
orientación de indicadores del comportamiento a seguir en cada momento y la
valoración parcial al concluir cada actividad del sistema, constituyen
condiciones básicas para la enseñanza de la autorregulación en estos alumnos.
Las
valoraciones y autovaloraciones se producen en cada semana con los denominados
análisis de grupo.
Los
análisis de grupo tienen como características enseñar al alumno a hacer
valoraciones correctas de sí y de los demás en la medida en que se les
enseña a analizar y reflexionar en el grupo sobre las causas que
originaron los incumplimientos de las normas establecidas y orientadas en cada
momento, quiénes incidieron en el incumplimiento y qué solución se va a buscar o determinar colectivamente para mejorar.
En
cada actividad que se desarrolla dentro del sistema de influencia se utilizan
también mecanismos de regulación externos vinculados con los indicadores del
comportamiento orientados, los cuales constituyen estímulos modificadores del
comportamiento siempre que se vincule a una valoración inicial y final
del por qué y cómo actuar mejor.
Se
hace necesario por tanto, una vinculación estrecha entre el estímulo
perceptual-visual que se emplee y el estímulo oral-reflexivo
mediante el lenguaje para la comprensión e interiorización de la
conducta.
El
cambio en las condiciones escolares y el modo de vida escolar constituyen
aspectos importantes también para el aprendizaje de la conducta correcta, donde
el estilo pedagógico adoptado se impregna del reconocimiento básico de
que el alumno debe ser el sujeto activo de su propia corrección y
compensación y donde la cualidad fundamental es la aplicación del proceso
grupal.